Eran las 7:20, más o menos. Estaba tomando desayuno y viendo Primera Edición. De repente, se enlazaron con la transmisión vía web de una televisora chilena. Un magistrado de la Corte Suprema de este país procedía a leer el fallo sobre el caso Fujimori.
Le pedí a mi madre que apagara la licuadora y me dejara escuchar. “¿Qué pasa?”, me preguntó. “Están leyendo el fallo sobre el Chino”, le respondí. Increíblemente, mi mamá se puso a rezar y le pidió a Dios que haga justicia... y sí que la escuchó.
La Corte Suprema de Chile decidió aprobar 7 pedidos de extradición, dos de ellos por delitos de lesa humanidad. Ahora, solo queda esperarlo.
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog se reserva el derecho de filtrar los comentarios. Se acepta la crítica, pero alturada y, siempre cuando, sea suscrita con nombre y apellido.