Dieron las 6:40 y mi pantalla comenzó a temblar. Pensé que el temblor iba a pasar, pero no. Mi Messenger se desconectó. Mi papá ya estaba debajo del dintel con su nieta.
Subí inmediatamente a ver a mi abuela, quien le tiene pavor a los temblores. Ella recién se había dado cuenta del sismo. Traté de tranquilizarla, pero la casa comenzó a tambalearse.
La llevé al dintel del cuarto más cercano y la abracé. “Ya va a pasar”, le decía, tratando también de tranquilizarme. Estaba demasiado nerviosa y sentía su corazón latir con rapidez. Mi abuelo estaba en el dintel del baño. “Vieja, tranquila”, le decía.
Pero el sismo crecía en intensidad. Esto ya es un terremoto, pensé. Tenía que sacar a mis abuelos del segundo piso. Cogí a mi abuela, pero ella no quería moverse. “Abuela, tranquilízate”, le grité –¡perdóname, abuela!-. Ahí accedió a bajar, pero quería dejar la ropa que tenía en sus manos en la cama de mi mamá. “No”, le contesté y la dejé en un banquito.
Bajamos abrazados y el terremoto no terminaba. Fueron los dos minutos más largos de mi vida. Llegamos al primer piso, mi sobrina lloraba, asustada por los lamentos de su bisabuela.
Mi mamá recién llegó en ese momento, llorando. Arropamos a mi abuela y nos quedamos afuera de la casa. Temíamos por la réplica.
Poco a poco retornó la calma. Prendí la tele y la radio para buscar información. Mi conexión a Internet seguía mal, las líneas telefónicas colapsaron. Ya por las imágenes, pude darme cuenta de la intensidad del terremoto, que sacó a los limeños de sus casas y sus trabajos.
Varios videos ya fueron subidos a YouTube
Horas después nos enteramos que el movimiento telúrico había sido de 7 grados y su epicentro estaba en el mar frente a Pisco, región Ica, al sur de Lima. Varias ciudades iqueñas han quedado muy afectadas y se calcula unos 350 muertos hasta el momento.
Por lo pronto, mis planes de viaje fueron cancelados. Estamos preocupados por unos familiares por parte de mi papá: una prima suya en Ica y su tío en Lunahuaná.
ACTUALIZACIÓN (01/10/07)
En la víspera, se dieron a conocer las cifras del censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), a fines de agosto, en las ciudades de Pisco, Chincha, Ica y otras zonas afectadas por el terremoto.
De manera oficial, el movimiento telúrico dejó 595 muertos, 318 desaparecidos y casi 320.000 damnificados. Los desaparecidos llegan a 318.
Muy interesantes estos testimonios directos. Mi solidaridad desde España. Estuve conociendo Perú hace dos años, volví fascinado, y hoy sigo con dolor toda esta tragedia. He publicado algún comentario en www.carlosjaviergalan.blogspot.com.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias por tu solidaridad. Con respecto a tu post ¿Mala suerte?, tienes razón, Carlos. En países como el Perú, los que más pagan las consecuencias de los desastres son los pobres.
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